Una historia rara
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Una historia rara
SoraSkyWalker Miér Dic 30, 2009 11:58 pm
bien hace poquito relativamente empece a escribir una historia experimentalmete rara xDDD
se aceptan criticas destructivas asi que empiecen xD
Capitulo 1: Manual para ir al infierno
Parte 1
Echó un último vistazo a través del ventanal mientras le permitía sus pensamientos confusos y reboloteantes escabullirse entre la luz mortecina de las lámparas de la calle desolada y el brillo del asfalto totalmente húmedo sobre cuya superficie perecían las gotas de lluvia. Un silencio profundo y devorador parecía reinar en la habitación, y por alguna razón la quietud de la brigada nocturna casi resultaba turbante para los sentidos. Su única acompañante era una molesta sensación de intranquilidad que la asaltaba, pero en realidad trataba de no poner mucha atención ya que consideraba la posibilidad de que no fuera mas que el Producto de tener allí a la chica que dormitaba con una expresión de horror sobre el lecho adornado por fulgidos manchones carmesí.
Las manchas permanecían frescas aun, lo suficiente como para dejarse sentir con una tibieza casi quemante al tacto. Daban la impresión de conservar la fuerza del corazón de la victima que hasta hacia pocos minutos se había resistido a ceder al deseo de la alimaña que le desgarraba el cuello, e intentaba seguir latiendo, aunque como era costumbre al final de la batalla
-“no fue suficiente”-.
Tomo entonces una bocanada de aire para dirigir sus pasos hasta el lecho donde se acerco un poco a detallar el rostro frió y yerto de la durmiente, solo por curiosear un poco el producto de toda la batalla; Los ojos de la chica que permanecían escandalosamente abiertos y fijos en el techo añoso, parecían estar acuosos; los labios entreabiertos; el cuello desgarrado que había tomando un color anémico y ya poco provocativo.
Un capricho extraño incito uno de sus dedos vestidos en cuero a través de la piel frígida y muerta de la chica. Aun después de 120 años no lograba abandonar aquella costumbre un tanto simpática para con la comida, tal vez por consideración o lastima. En realidad no era algo a lo que nuestra Daphnee le prestara demasiada atención, ya que consideraba ese tipo de pensamientos como serias formas de atentar contra su forma de existir.
- una ligera muestra de mi agradecimiento-dijo mientras dejaba caer sobre el lecho una flor cuyo color fue inmediatamente opacado por las manchas de la sabana blanca que apenas lograba cubrir los muslos del cuerpo expuesto de la chica muerta.
-esta noche me siento generosa-dijo Daphnee cerrando la puerta de manera silenciosa tras de si. Bien, la verdad la modestia no era una de las incalculables virtudes que pudiera atribuirse a si misma aquella singular chica que en realidad no era mucho mas joven que una momia, aunque en apariencia si lo fuera de manera indiscutible. Las pecas en el rostro parecían darle un aire un tanto infantil a aquel ardid de ojos añil que caminaba a través de la calle aparentemente inofensiva, aunque extrañamente atrayente y tentadoramente peligrosa; bien, supongo que es eso lo que la convierte en la alimaña más peligrosa con la que algún infeliz desafortunado se pueda topar.
>>
Abrí los ojos de manera casi dolorosa mientras observaba la lumbre que resultaba tremendamente incomoda .Mis parpados parecían no poder resistir mucho a la gravedad y tan solo podían permanecer abiertos por algunos segundos para volver a cerrarse. La luz que el extraño puso frente a mis ojos más que estorbarme me resultaba hiriente, aunque es posible que el indescriptible dolor de mi cuello deshecho se estuviese fugando a través de mis otros sentidos que apenas podían reaccionar con dificultad al impacto de las gotas de lluvia contra la piel-¿Puede oírme?-dijo con vos lejana el hombre de rostro borroso que trataba de mantener mi atención mientras me tomaba del rostro y Creo que le hubiese respondido de no ser porque hablar me resultaba imposible y respirar se estaba volviendo muy doloroso.
- no- dijo repentinamente tratando de sacudirme-Trate de permanecer despierta por favor- agrego. Al parecer trataba de mantenerme conciente, pero en aquel momento aquello era pedir demasiado a mi cuerpo que de nuevo estaba siendo invadido por un extraño estremecimiento mental que alejaba rápidamente mi conciencia de mi presencia.
>>
Los ojos de Daphnee brillaban acuosos como un par de tizones que se movían erráticos, buscaban algo en el infinito de su propia profundidad. En realidad no tenía que esforzase demasiado para reconocer el hecho de que aquel par de orbes eran encantadores y tenían algo singularmente atrayente a los sentidos.
Sonrió entonces mientras posaba sobre el cristal las yemas de los dedos largos y níveos, dejándolos delinear el rostro pálido de la chica al otro lado del cristal que mostraba un gesto insoportablemente burlón dando la impresión de estar mofándose de ella. La verdad es que a no le agradaba a sobremanera la bruja maldita del otro lado del cristal, La mayoría del tiempo solo la imitaba, trataba de competir con ella y se la pasaba haciendo comentarios que lograban irritarla y sacarla de quicio, aunque en mi opinión la malnacida siempre ha estado tremendamente desquiciada desde cualquier punto de vista que quieras mirarlo.
- Me encantaría saber que te parece tan divertido- dijo Daphnee mientras acercaba rápidamente el rostro al cristal al punto de casi envestirlo.
- La verdad no lo se, Tal vez tu, que en otras palabras seria yo- respondió la chica al otro lado.
- yo no soy tú- Contesto de forma escueta Daphnee.
- Daphnee…..Daphnee- comenzó la prisionera- tenemos el mismo rostro, yo se exactamente lo que tu, hago lo que tu haces, miro lo que tu miras, toco lo que tu tocas, ¿Qué te dice que no lo soy?- agrego la chica tras el cristal con una sonrisa vencedora.
- Eres insoportable bruja- dijo entonces Daphnee antes de sentir el cristal estriarse bajo sus dedos y ver las ligeras esquirlas del espejo caer para terminar de deshacerse sobre el piso alfombrado. Competir con la mujer insoportable del espejo arruinaba su humor, aunque su sentido del humor es un asco así que no ahí en realidad demasiado para lamentar.
>>
-¿Qué le paso?- pregunto el medico al hombre empapado de sangre.
- no lo se- dijo el hombre mientras seguía a la camilla a través del corredor –Solo mire su cuello- agrego tanteando a señalar con el dedo la herida atrozmente abierta con un gesto de horror.
El blanco que invadía el lugar contrastaba con el ambiente ruidoso y lejano, casi como un eco. Podía sentir los taconazos sobre el piso, los del medico, los de los enfermeros, los del hombre, todos retumbaban en mis oídos levemente pero al final eran apagados por el sonido de una respiración dificultosa, y el insoportable tic-tac que hacia eco en todas las paredes de mi cabeza y que cada vez daba la impresión de ser mas lento y estar taladrando mi cerebro.
- Señorita, ¿puede oírme?- dijo entonces el hombre por centésima vez.
- no se moleste, no lo oye- dijo entonces el medico seguro.¿Porque diablos la gente asocia el hecho de que no respondes con que no puedes oírlos?
- Pero aun permanece despierta- dijo el hombre un tanto intimidado por la seguridad del medico.
- Pero no lo oye- dijo el galeno nuevamente-Ya la ha traído, ahora deje que yo, EL MEDICO, haga su trabajo- agrego.
- “Invecil”- fue la única palabra con la que mentalmente pude describir al engreído de bata blanca, aunque por supuesto el enorme agujero en mi cuello no me dejaba expresárselo más directamente al soquete que creía que no podía oírlo.
>>
Miro a la chica tras el vitral de la caja de madera elegantemente adornada con un ramo de flores que a su opinión era absurdamente costoso para tratarse de algo que se iba a podrir junto con el cadáver de su última victima. La verdad era que ya no se veía tan bien como en la habitación, por el contrario, su interior estaba empezando a apestar terriblemente dejando que un olor nauseabundo se colara entre las fosas nasales de la pelinegra que tan solo pudo dejar escapar una mueca de repulsión, aunque esta claro que era la única de los presentes capaz de ser perturbada por aquel aroma a carne podrida y formol para la conservación de cadáveres que expelía la difunta Elizabeth Simons, que de no haber sido hallada muerta en la habitación de un motel a las afueras de la ciudad hubiese heredado una fortuna nada despreciable. Bien, tal vez tener sentidos tan anormalmente agudos no siempre implica ventajas o eso pensó la pelinegra invadida por unos enormes deseos de vomitar sobre el mismísimo ataúd.
Fue entonces cuando un interrogante algo mórbido se hizo presente en su cabeza mientras se imaginaba a si misma dentro de su ataúd siendo la cena de los huéspedes sin piernas que se paseaban por su carne comiéndola en medio de un olor insoportablemente similar al de el cadáver de Elizabeth.
Normalmente cuando se piensa ese tipo de cosas o se crea ese tipo de imágenes mentales sobre uno mismo en estado posmortem un sentimiento inquietantemente aterrador toma el control por lo difícil que es imaginar “un mundo sin mi”, aunque jamás ha sido el caso de Daphnee quien no pudo evitar preguntarse como se hubiese visto de haber sido otras las cirscunstacias las que la habían matado, o si hubiera merecido una visita de su asesino que posiblemente fuese tan excéntrico como ella.
Creo que fue entonces cuando no se si para mi mala suerte o para mi buena suerte decidí acercarme al ataúd de mi prima.
>>
Permanecí mirando la expresión serena en el rostro de la muchacha que extendía su mano ofreciéndome el fruto color rojo intenso en un gesto de Amabilidad. Su mano blanca, de dedos largos y tan delicados daba la impresión de estar hecha de cera y de alguna forma me resistía a tocarla aunque fuera de manera leve por miedo a que la aquella mano de nieve que me ofrecía la manzana se deshiciera o desquebrajara entre las mías.
Frunció entonces el ceño extrañada por el silencio que se dejo sentir entre el espacio que separaba mi presencia inmóvil de la suya, mientras Tan solo tantee un par de veces a tomar la fruta entre mis dedos sin resolver a tomarla finalmente.
-¿Estas bien?...... ¿Puedes entender lo que le digo?- dijo entonces tratando se hacer señas con sus manos.
- ¿he?.....si, si, estoy bien- dije Saliendo de mis cavilaciones y tome la manzana con ambas manos en un gesto un tanto infantil que mereció una sonrisa de la rubia que sostenía una canasta llena de ellas mirando algo en mi con insistencia.
-¿Ahí algo mal?- pregunte incomoda.
- ¿Te duele?- pregunto señalándome un enorme oyó en el mi cuello, que alcance a tocar con mis dedos dejando un rastro de sangre coagulada en ellos que a la primera impresión parecía mermelada de mora.
- no- respondí pasmada tras quedarme observando mi mano.
- Espera- grite para echar a correr tras la chica que manera fugaz y casi imperceptible me había dado la espalda y se alejaba a pasos lentos.
-Dime donde estoy- dije antes de estar lo suficientemente cerca como para tomarla de un brazo, aunque de haber sabido lo que iba a ocurrir después de tomarla de la muñeca ni siquiera me hubiera atrevido.
Vi como la canasta cayo al piso con una de las con la mano de su dueña aun prendida de ella manos dejando escapar algunas manzanas de su interior, mientras el resto permanecía en el piso hecho añicos los cuales era difícil creer que fueran la misma chica que hace algunos segundos se había roto literalmente frente a mis ojos.
- Que diablos- dije estupefacta mientras me acercaba a aquel reguero de fragmentos blancos.
-Esto es….- dije tomando un ligero trozo de la chica-Porcelana- agregue. Habían solo dos posibilidades en aquel momento, la primera es que el mundo se hubiese desquiciado y ahora la gente se rompiera igual que las figuras de porcelana o que mi mente hubiera abandonado la cordura que la mantenía atada a la realidad.
Continuara…..
se aceptan criticas destructivas asi que empiecen xD
Capitulo 1: Manual para ir al infierno
Parte 1
Echó un último vistazo a través del ventanal mientras le permitía sus pensamientos confusos y reboloteantes escabullirse entre la luz mortecina de las lámparas de la calle desolada y el brillo del asfalto totalmente húmedo sobre cuya superficie perecían las gotas de lluvia. Un silencio profundo y devorador parecía reinar en la habitación, y por alguna razón la quietud de la brigada nocturna casi resultaba turbante para los sentidos. Su única acompañante era una molesta sensación de intranquilidad que la asaltaba, pero en realidad trataba de no poner mucha atención ya que consideraba la posibilidad de que no fuera mas que el Producto de tener allí a la chica que dormitaba con una expresión de horror sobre el lecho adornado por fulgidos manchones carmesí.
Las manchas permanecían frescas aun, lo suficiente como para dejarse sentir con una tibieza casi quemante al tacto. Daban la impresión de conservar la fuerza del corazón de la victima que hasta hacia pocos minutos se había resistido a ceder al deseo de la alimaña que le desgarraba el cuello, e intentaba seguir latiendo, aunque como era costumbre al final de la batalla
-“no fue suficiente”-.
Tomo entonces una bocanada de aire para dirigir sus pasos hasta el lecho donde se acerco un poco a detallar el rostro frió y yerto de la durmiente, solo por curiosear un poco el producto de toda la batalla; Los ojos de la chica que permanecían escandalosamente abiertos y fijos en el techo añoso, parecían estar acuosos; los labios entreabiertos; el cuello desgarrado que había tomando un color anémico y ya poco provocativo.
Un capricho extraño incito uno de sus dedos vestidos en cuero a través de la piel frígida y muerta de la chica. Aun después de 120 años no lograba abandonar aquella costumbre un tanto simpática para con la comida, tal vez por consideración o lastima. En realidad no era algo a lo que nuestra Daphnee le prestara demasiada atención, ya que consideraba ese tipo de pensamientos como serias formas de atentar contra su forma de existir.
- una ligera muestra de mi agradecimiento-dijo mientras dejaba caer sobre el lecho una flor cuyo color fue inmediatamente opacado por las manchas de la sabana blanca que apenas lograba cubrir los muslos del cuerpo expuesto de la chica muerta.
-esta noche me siento generosa-dijo Daphnee cerrando la puerta de manera silenciosa tras de si. Bien, la verdad la modestia no era una de las incalculables virtudes que pudiera atribuirse a si misma aquella singular chica que en realidad no era mucho mas joven que una momia, aunque en apariencia si lo fuera de manera indiscutible. Las pecas en el rostro parecían darle un aire un tanto infantil a aquel ardid de ojos añil que caminaba a través de la calle aparentemente inofensiva, aunque extrañamente atrayente y tentadoramente peligrosa; bien, supongo que es eso lo que la convierte en la alimaña más peligrosa con la que algún infeliz desafortunado se pueda topar.
>>
Abrí los ojos de manera casi dolorosa mientras observaba la lumbre que resultaba tremendamente incomoda .Mis parpados parecían no poder resistir mucho a la gravedad y tan solo podían permanecer abiertos por algunos segundos para volver a cerrarse. La luz que el extraño puso frente a mis ojos más que estorbarme me resultaba hiriente, aunque es posible que el indescriptible dolor de mi cuello deshecho se estuviese fugando a través de mis otros sentidos que apenas podían reaccionar con dificultad al impacto de las gotas de lluvia contra la piel-¿Puede oírme?-dijo con vos lejana el hombre de rostro borroso que trataba de mantener mi atención mientras me tomaba del rostro y Creo que le hubiese respondido de no ser porque hablar me resultaba imposible y respirar se estaba volviendo muy doloroso.
- no- dijo repentinamente tratando de sacudirme-Trate de permanecer despierta por favor- agrego. Al parecer trataba de mantenerme conciente, pero en aquel momento aquello era pedir demasiado a mi cuerpo que de nuevo estaba siendo invadido por un extraño estremecimiento mental que alejaba rápidamente mi conciencia de mi presencia.
>>
Los ojos de Daphnee brillaban acuosos como un par de tizones que se movían erráticos, buscaban algo en el infinito de su propia profundidad. En realidad no tenía que esforzase demasiado para reconocer el hecho de que aquel par de orbes eran encantadores y tenían algo singularmente atrayente a los sentidos.
Sonrió entonces mientras posaba sobre el cristal las yemas de los dedos largos y níveos, dejándolos delinear el rostro pálido de la chica al otro lado del cristal que mostraba un gesto insoportablemente burlón dando la impresión de estar mofándose de ella. La verdad es que a no le agradaba a sobremanera la bruja maldita del otro lado del cristal, La mayoría del tiempo solo la imitaba, trataba de competir con ella y se la pasaba haciendo comentarios que lograban irritarla y sacarla de quicio, aunque en mi opinión la malnacida siempre ha estado tremendamente desquiciada desde cualquier punto de vista que quieras mirarlo.
- Me encantaría saber que te parece tan divertido- dijo Daphnee mientras acercaba rápidamente el rostro al cristal al punto de casi envestirlo.
- La verdad no lo se, Tal vez tu, que en otras palabras seria yo- respondió la chica al otro lado.
- yo no soy tú- Contesto de forma escueta Daphnee.
- Daphnee…..Daphnee- comenzó la prisionera- tenemos el mismo rostro, yo se exactamente lo que tu, hago lo que tu haces, miro lo que tu miras, toco lo que tu tocas, ¿Qué te dice que no lo soy?- agrego la chica tras el cristal con una sonrisa vencedora.
- Eres insoportable bruja- dijo entonces Daphnee antes de sentir el cristal estriarse bajo sus dedos y ver las ligeras esquirlas del espejo caer para terminar de deshacerse sobre el piso alfombrado. Competir con la mujer insoportable del espejo arruinaba su humor, aunque su sentido del humor es un asco así que no ahí en realidad demasiado para lamentar.
>>
-¿Qué le paso?- pregunto el medico al hombre empapado de sangre.
- no lo se- dijo el hombre mientras seguía a la camilla a través del corredor –Solo mire su cuello- agrego tanteando a señalar con el dedo la herida atrozmente abierta con un gesto de horror.
El blanco que invadía el lugar contrastaba con el ambiente ruidoso y lejano, casi como un eco. Podía sentir los taconazos sobre el piso, los del medico, los de los enfermeros, los del hombre, todos retumbaban en mis oídos levemente pero al final eran apagados por el sonido de una respiración dificultosa, y el insoportable tic-tac que hacia eco en todas las paredes de mi cabeza y que cada vez daba la impresión de ser mas lento y estar taladrando mi cerebro.
- Señorita, ¿puede oírme?- dijo entonces el hombre por centésima vez.
- no se moleste, no lo oye- dijo entonces el medico seguro.¿Porque diablos la gente asocia el hecho de que no respondes con que no puedes oírlos?
- Pero aun permanece despierta- dijo el hombre un tanto intimidado por la seguridad del medico.
- Pero no lo oye- dijo el galeno nuevamente-Ya la ha traído, ahora deje que yo, EL MEDICO, haga su trabajo- agrego.
- “Invecil”- fue la única palabra con la que mentalmente pude describir al engreído de bata blanca, aunque por supuesto el enorme agujero en mi cuello no me dejaba expresárselo más directamente al soquete que creía que no podía oírlo.
>>
Miro a la chica tras el vitral de la caja de madera elegantemente adornada con un ramo de flores que a su opinión era absurdamente costoso para tratarse de algo que se iba a podrir junto con el cadáver de su última victima. La verdad era que ya no se veía tan bien como en la habitación, por el contrario, su interior estaba empezando a apestar terriblemente dejando que un olor nauseabundo se colara entre las fosas nasales de la pelinegra que tan solo pudo dejar escapar una mueca de repulsión, aunque esta claro que era la única de los presentes capaz de ser perturbada por aquel aroma a carne podrida y formol para la conservación de cadáveres que expelía la difunta Elizabeth Simons, que de no haber sido hallada muerta en la habitación de un motel a las afueras de la ciudad hubiese heredado una fortuna nada despreciable. Bien, tal vez tener sentidos tan anormalmente agudos no siempre implica ventajas o eso pensó la pelinegra invadida por unos enormes deseos de vomitar sobre el mismísimo ataúd.
Fue entonces cuando un interrogante algo mórbido se hizo presente en su cabeza mientras se imaginaba a si misma dentro de su ataúd siendo la cena de los huéspedes sin piernas que se paseaban por su carne comiéndola en medio de un olor insoportablemente similar al de el cadáver de Elizabeth.
Normalmente cuando se piensa ese tipo de cosas o se crea ese tipo de imágenes mentales sobre uno mismo en estado posmortem un sentimiento inquietantemente aterrador toma el control por lo difícil que es imaginar “un mundo sin mi”, aunque jamás ha sido el caso de Daphnee quien no pudo evitar preguntarse como se hubiese visto de haber sido otras las cirscunstacias las que la habían matado, o si hubiera merecido una visita de su asesino que posiblemente fuese tan excéntrico como ella.
Creo que fue entonces cuando no se si para mi mala suerte o para mi buena suerte decidí acercarme al ataúd de mi prima.
>>
Permanecí mirando la expresión serena en el rostro de la muchacha que extendía su mano ofreciéndome el fruto color rojo intenso en un gesto de Amabilidad. Su mano blanca, de dedos largos y tan delicados daba la impresión de estar hecha de cera y de alguna forma me resistía a tocarla aunque fuera de manera leve por miedo a que la aquella mano de nieve que me ofrecía la manzana se deshiciera o desquebrajara entre las mías.
Frunció entonces el ceño extrañada por el silencio que se dejo sentir entre el espacio que separaba mi presencia inmóvil de la suya, mientras Tan solo tantee un par de veces a tomar la fruta entre mis dedos sin resolver a tomarla finalmente.
-¿Estas bien?...... ¿Puedes entender lo que le digo?- dijo entonces tratando se hacer señas con sus manos.
- ¿he?.....si, si, estoy bien- dije Saliendo de mis cavilaciones y tome la manzana con ambas manos en un gesto un tanto infantil que mereció una sonrisa de la rubia que sostenía una canasta llena de ellas mirando algo en mi con insistencia.
-¿Ahí algo mal?- pregunte incomoda.
- ¿Te duele?- pregunto señalándome un enorme oyó en el mi cuello, que alcance a tocar con mis dedos dejando un rastro de sangre coagulada en ellos que a la primera impresión parecía mermelada de mora.
- no- respondí pasmada tras quedarme observando mi mano.
- Espera- grite para echar a correr tras la chica que manera fugaz y casi imperceptible me había dado la espalda y se alejaba a pasos lentos.
-Dime donde estoy- dije antes de estar lo suficientemente cerca como para tomarla de un brazo, aunque de haber sabido lo que iba a ocurrir después de tomarla de la muñeca ni siquiera me hubiera atrevido.
Vi como la canasta cayo al piso con una de las con la mano de su dueña aun prendida de ella manos dejando escapar algunas manzanas de su interior, mientras el resto permanecía en el piso hecho añicos los cuales era difícil creer que fueran la misma chica que hace algunos segundos se había roto literalmente frente a mis ojos.
- Que diablos- dije estupefacta mientras me acercaba a aquel reguero de fragmentos blancos.
-Esto es….- dije tomando un ligero trozo de la chica-Porcelana- agregue. Habían solo dos posibilidades en aquel momento, la primera es que el mundo se hubiese desquiciado y ahora la gente se rompiera igual que las figuras de porcelana o que mi mente hubiera abandonado la cordura que la mantenía atada a la realidad.
Continuara…..
SoraSkyWalker- Lirio De Agua
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Re: Una historia rara
himemiya naru Mar Ene 05, 2010 11:57 pm
Amazing!!! un poko konfusa para mi lento entender pero está excelente!!!
himemiya naru- Lirio De Agua
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Re: Una historia rara
Carlha B ^^ Miér Ago 18, 2010 12:04 am
Wou me he enamorado de tu historia de verdad me gusta mas que cualquier otra del foro...algo confusa avecs pero me gusta tanto que le he leido 2 vecs para aclarar mis lagunas xD
Me encanta tu manera de escribrir, siento tus palabras hasta palpables y todo xD
Oye te felicito en serio..;) y espero que le continues porfis...
Me encanta tu manera de escribrir, siento tus palabras hasta palpables y todo xD
Oye te felicito en serio..;) y espero que le continues porfis...
Carlha B ^^- Lirio De Viento
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Re: Una historia rara
Kanzaki Sáb Ago 21, 2010 2:21 pm
me confundi un poro, pero me ha gustado, sigue escribiendo!!!!
Kanzaki- Lirio Solar
- Cantidad de envíos : 1379
Edad : 35
Localización : En Plena Revolución
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